Marcedes Sosa "la Negra" presagiaba su final
Revista Gente
Silencio totalcinco meses sin salir a actuar sin salir de su domisilio, toda clase de rumores. De pronto Marcedes abre las puertas de su casa ( y las de su corazon) y habla por primera ves sobre su multiple enfermedad, su perdida de mas de 30 kg su casi muerte y su vuelta a la vida...
Encuanto puede, la muerte hacela su va. No hay caso, No nos podernos distraer porque, como di ría íoseph Ruth, la vida, es así: una mujer salitral jardín y preguntó dónde estaban sus zapato. Y al día siguiente, por la mañana, ya no los necesitaba. La que de pronto estuvo a punto de no necesitar mas sus zapatas es Mercedes Sosa. Suena a -humor negro, brutal. Pero así fue la cosa. Hubo un silencio de cinco meses de Mercedes Sosa; un silencio por demás extraño. Cinco meses sin cantar es demasiado para ella y demasiado para quienes veneran esa voz suva que, aparte de los humanos sonidos, tiene ecos que vienen desde muy lejos en el tiempo, desde muy hondo en la tierra. Nuestra primera conversación sucede por teléfono: --Negra,¿donde te metiste?
-Aquí, nada mas que en mi casa. Y casi me estuvo sobrando la casa entera. Pero, ¿qué diablos te paso?
-Hermano: si, algo me pasó: casi has perdido a tu hermanita -dejate de joder, Negra.
A punto estuve de dejarme de joder para siempre. Cuando me veas, te vas a dar cuenta. ¿Queres verme?
Venite preparado. Por ahí me contundís y te pensas que soy mi manta, Y no te pongas a llorar cuando me veas, ¿eh?
Tres días después. Estoy en su casa. Viene primero la voz de Mercedes, después la veo avanzar, camina lentamente. Nada que ver con la Mercedes de caminar arrollado!, vehemente, de locomotora. Mercedes se detiene: me mira mirarla. Después se abraza; pone la cabeza sobre mi hombro y dice bajito, casi con el sonido de su respiración:
Ayayay, te dije, prepárate, hermana ¿Ves? Aquí me tenes: vo soy Mercedes Sosa, No soy la mama de Mercedes Sosa,.. Je, te quedaste mudo... Mariaaa, por favor, tráigale un vaso de agua a este.
-¿Y? ¿Qué te parece tu hermanita? Fíjate lo que quedo. Hablá pues, decime algo. Susewque estás más delgada. -Le agradezco su fina y delicada atención, caballero. Qué observador, ¿Asi que mas delgada? Pesaba casi 115 kilos, bajé a 82 Más de treinta kilos. -Siempre estuviste desesperada por bajar de peso. -Asi no. Asi no. Bajar de peso es una cosa, irse de este mundo es otra. No hacia otra cosa que vomitar: vomitaba hasta el agua. Eso... y todo lo demás.
Silencio totalcinco meses sin salir a actuar sin salir de su domisilio, toda clase de rumores. De pronto Marcedes abre las puertas de su casa ( y las de su corazon) y habla por primera ves sobre su multiple enfermedad, su perdida de mas de 30 kg su casi muerte y su vuelta a la vida...
Encuanto puede, la muerte hacela su va. No hay caso, No nos podernos distraer porque, como di ría íoseph Ruth, la vida, es así: una mujer salitral jardín y preguntó dónde estaban sus zapato. Y al día siguiente, por la mañana, ya no los necesitaba. La que de pronto estuvo a punto de no necesitar mas sus zapatas es Mercedes Sosa. Suena a -humor negro, brutal. Pero así fue la cosa. Hubo un silencio de cinco meses de Mercedes Sosa; un silencio por demás extraño. Cinco meses sin cantar es demasiado para ella y demasiado para quienes veneran esa voz suva que, aparte de los humanos sonidos, tiene ecos que vienen desde muy lejos en el tiempo, desde muy hondo en la tierra. Nuestra primera conversación sucede por teléfono: --Negra,¿donde te metiste?
-Aquí, nada mas que en mi casa. Y casi me estuvo sobrando la casa entera. Pero, ¿qué diablos te paso?
-Hermano: si, algo me pasó: casi has perdido a tu hermanita -dejate de joder, Negra.
A punto estuve de dejarme de joder para siempre. Cuando me veas, te vas a dar cuenta. ¿Queres verme?
Venite preparado. Por ahí me contundís y te pensas que soy mi manta, Y no te pongas a llorar cuando me veas, ¿eh?
Tres días después. Estoy en su casa. Viene primero la voz de Mercedes, después la veo avanzar, camina lentamente. Nada que ver con la Mercedes de caminar arrollado!, vehemente, de locomotora. Mercedes se detiene: me mira mirarla. Después se abraza; pone la cabeza sobre mi hombro y dice bajito, casi con el sonido de su respiración:
Ayayay, te dije, prepárate, hermana ¿Ves? Aquí me tenes: vo soy Mercedes Sosa, No soy la mama de Mercedes Sosa,.. Je, te quedaste mudo... Mariaaa, por favor, tráigale un vaso de agua a este.
-¿Y? ¿Qué te parece tu hermanita? Fíjate lo que quedo. Hablá pues, decime algo. Susewque estás más delgada. -Le agradezco su fina y delicada atención, caballero. Qué observador, ¿Asi que mas delgada? Pesaba casi 115 kilos, bajé a 82 Más de treinta kilos. -Siempre estuviste desesperada por bajar de peso. -Asi no. Asi no. Bajar de peso es una cosa, irse de este mundo es otra. No hacia otra cosa que vomitar: vomitaba hasta el agua. Eso... y todo lo demás.
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